Serie  Parque temático gay (10 Mandamientos)   Queer Theme Park (10 Commandments)   2006-07
Proyecto  realizado y manipulado conjuntamente con DAVID TRULLO  RGF+DDT

PARQUE TEMATICO GAY (10 Epístolas)  por Xosé M. Buxán Bran

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  1º. Amarás al Hombre-Dios sobre todas las cosas.                          2º. Tomarás el sexo como un modo de vida.                                               3º. No te casarás aunque te dejen                                              4º. Obedecerás a tus 'maestros'                                                                            5º. Pondrás el placer personal por encima de todo.      6º. No procrearás.                                                                                                                7º. No seguirás códigos religiosos.                                                          8º. Entregarás tu cuerpo a quien te lo pida.        9º. Mirarás.                                                                                                                                     10º. Transformarás tu aspecto a placer.                          

1st. You will love the Man-God above all.

2nd. You will take Sex as a way of life.

3rd. You will not get married even if they let you.

  4th. You will obey your 'masters'

5th. You will put your personal pleasure before everything else.

6th. You will not procreate.

7th. You will not follow religious codes.

8th. You will give your body to anybody who requests it (Mercy Fuck).

9th. You will watch.

10th. You will transform your appearance as you wish.

                   

  

1.

Yo escribo esto porque espero que usted me lea y usted lee esto porque espera encontrarme. Todo gira entre usted y yo, y no hay nada tan placentero como saber que está usted ahí, y mi escritura no sería la misma si supiese que usted no está del otro lado, esperándome. 

Su ropa, su voz, su modo de andar, todo cuanto usted es ahora lo es en función de que sabe que estoy yo en este lado y yo escribo así, uso estas palabras, estas comas, estos verbos, estos nombres, estas frases, esta cadencia, este estilo porque espero algo de usted, porque deseo contentarlo y complacerle; todo cuanto hay y no hay en este escrito yo lo hago por usted, igual que usted cuanto lee aquí y entrelíneas sé que lo hace por mí. Sabemos que fuera de usted y de mí no hay nadie, bueno sí, otros amantes que usted y yo podemos compartir, así que, mejor dicho, no hay nada, sólo hombres y cosas hermosas y feas hechas por hombres para otros hombres. ¿No le parece admirable? Sólo nosotros. Todo cuanto está girando en estos momentos en el mundo resulta que gira para usted y para mí, en torno a nosotros

 

                    .

2.

A usted y a mí nos encantan los trenes y los aviones, los baños públicos y los parques, las playas y los bosques, las saunas y los clubes, los cafés y los restaurantes, las librerías y las bibliotecas, las tiendas pequeñas y las grandes superficies comerciales, los museos y las galerías de arte y nos gustan, lo sabemos bien usted y yo, porque en todos esos lugares, además de que contienen algunas de las cosas que más amamos, es posible que anide el deseo, que el sexo surja como un simple chasquido y que, entonces, los cuerpos se froten, se rocen, se magreen, se saboreen… Sí, resulta maravilloso que todo cuanto amamos tenga además el sublime aditamento del sexo: la cultura, la naturaleza, la comida… Sí, el sexo está en todas partes, también entre las yemas de mis dedos que pulsan las teclas mientras le escribo esto, también en sus ojos mientras me lee y entre sus manos y las mías, entre sus piernas y las mías… Lástima no tenerlo cerca de mí… Me acerco más a este texto que escribo y casi siento su respiración… 

Ummm que aliento más rico…

 

 

3.

Insiste usted en casarse conmigo y yo le digo que no y que no. Usted quiere una gran ceremonia, con flores exóticas, muchos invitados de postín, un entorno espléndido y una cena y un baile memorables… Y yo, en cambio, le propongo todo eso pero como una orgía y una celebración de cuerpos hermosos y vulgares, una bacanal de hombres sencillos de sedosas y rubicundas pieles, en lugar de esos invitados exquisitos, embutidos en trajes carísimos. Y en lugar de cuchipandas y mil platos, la ambrosía y el hartazgo de sus sexos mixturados con vino y frutas, con confitados salados y dulces… Y en lugar de ceremonias, rituales, conversaciones y agasajos, la libre determinación de los deseos, mezclados y confundidos, de bocas, de sexos, de anos, de pezones, de pies, de… Y al final del día, en la noche primaveral, un cielo con una luna de miel que se duerme sobre las pieles extenuadas y abandonadas, desnudas sobre un campo de frutales y con el rumor de una fuente admirada en borbotones y, a lo lejos, el ladrido de los perros… 

 

 

4.

Habrá de reconocer que siempre he sido un alumno aventajado de usted, siempre he arrimado mi cuerpo al suyo mucho más de lo que el decoro y la prudencia exigían y siempre le he hablado musitándole, de modo que era fácil ver su turbación y su deseo. Así que no fue usted sino yo, yo que era menor, quien abusó del mayor, del maestro. Usted me rehuía e incluso llegaba a aparentar cierta displicencia docta y académica hacia mí como alumno, aunque en su cuerpo y en su mirada hallaba yo las claves para ejercer mi dominio completo sobre usted. Ya ve, usted era el maestro y yo el alumno, y lo tenía sometido, a mi merced, obediente. Pero es que usted era un maestro sabio y hermoso, velludo y atlético, de piel blanca y sonrosada, de sonrisa dulce e intemporal… Usted debía comprenderlo: cómo no habría de ser usted mi dulce esclavo si yo no habría consentido bajo ningún concepto que nada ni nadie impidiese que usted fuera mío, todo mío para poder festejar y degustar su cuerpo y su rostro, sus brazos y sus piernas grandes y fuertes. Yo era un alumno menudo y delicado pero me gustaba verme deglutido entre sus brazos y su pecho, entre sus piernas y sus nalgas, obediente a los designios de la sapientísima carne de un maestro como usted. 

   

5.

El placer de la salud, de la paz, de la alegría. El placer de la sonrisa. El placer de un libro y de un árbol. El placer de los niños y las madres, de las casas y los campos. Y el placer que hallo en el recuerdo, rememorándole ahora a usted, ya pasado el tiempo, en su cuerpo, en su sexo, en sus glúteos y sus piernas. Y el placer de este presente, de silencio y de sosiego, de furtivas miradas, calmas y calladas. El placer de la juventud y de la vejez, de la vida y de la muerte, de las vidas placenteras y libres, saludables y sabias. 

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6.

Ni usted ni yo tuvimos hijos. Usted no quiso tenerlos y yo tampoco. 

Siempre he pensado, y esto a usted siempre le ha inquietado, que nuestros hijos fueron y son nuestros amantes jóvenes a los que a lo largo de distintas generaciones fuimos nutriendo de la sabiduría y el amor del encuentro amoroso.

Ahora, tampoco parece que ni usted ni yo estemos ya para ser padres, así que casi mejor que otros críen los hijos que nosotros luego habremos de salvar en el cuarto oscuro, en el parque, en la sauna, en el chat, en el bar.

 

 

 

 7.

Fui una persona muy religiosa, creo que también lo fue usted. Mis padres son muy religiosos, seguramente lo son también los suyos.

No guardo rencor de aquellos años de fe y terror a la carne. ¿Qué podemos hacer usted y yo sobre nuestro pasado? Nada. Bueno sí, rezar. Así que rece conmigo:

Dios de los seres animados e inanimados, de los vivos y de los muertos, de los ateos y de los creyentes, líbranos de ti y de tu imagen, de tu fe y de tu salvación, de tu anhelo y de tu justicia, de tu cielo y de tu infierno, de tus dones y de tus castigos, de tu amor y de tu odio. Dios, Dios márchate y no vuelvas, y déjanos aquí solos, solos con la paz, sí con la paz y la alegría. Amén.

 

8.

Entiendo bien a los antiguos poetas que rogaban entre súplicas y lamentos a sus amados y bellos discípulos que no fuesen crueles, sino generosos, que respondieran corteses y dadivoso a sus demandas amorosas. A mi y a usted también nos gustaría poderles decir eso mismo a nuestros amantes descorteses y despreciativos.

Aunque, lo esencial, es que usted y yo recordamos bien todos esos momentos que a lo largo de nuestras vidas amorosas hemos sentido, cómo el amante o los amantes se donaban dulces y displicentes. Sin duda, usted como yo, recordaremos siempre el infinito altruismo, la entrega plena e incondicional de sus cuerpos, de sus bocas, de sus sexos, de sus anos como un regalo y un don, como el regalo más valioso, saludable y preciadísimo que se puede imaginar. Esos amantes son el mejor patrimonio del deseo, la posesión más sustanciosa a que ha lugar en la larga vida amorosa de usted y mía. 

Nada se compara a la entrega plena. Benditos sean ellos siempre.

 

 

9.

Siempre supe desde pequeño que en la mirada estaba la clave. ¡Ah! El vicio de mirar, el gusto infinito de las miradas que entran, buceando en nuestra mente, esponjándola y nutriéndola, esas miradas con las que construimos los cuerpos, los deseos.

Pienso en la mirada y no me salen más que exclamaciones, exclamaciones y anhelos, ensoñaciones y deseos.

¡Cuántas miradas habrán atravesado mis ojos mirando a miles de hombres! Desde luego, usted y yo sabemos que estamos hablando de un determinado tipo de mirada, y sabe usted, tan bien como yo, cómo es esa mirada que hurga en las costuras, en los poros, en el alma de esas figuras de hombre, de esos hombres que usted y yo nos hemos cruzado tantas veces y deseado tantísimas más.

¡Ah! Y qué me dice del gusto inenarrable de esas miradas que nos corresponden, que nos hacen la cortesía, el halago, que mismo nos convocan… Pura añoranza y puro placer que exhala melancolía y también ganas de arrojarse de nuevo a las calles y a los campos para seguir mirando e incitando, compulsivamente, y desear que unos ojos nos respondan y, cuando eso por fin ocurra, gritar feliz como un poseído.

 

10.

Yo nunca he visto el culo de Magritte, una lástima porque las nalgas, como el rostro, informan siempre sobre lo mejor y lo peor de una persona…

¿A ver, veamos, cómo tiene usted su culo?

Unas buenas nalgas son como unos buenos mofletes, pura salud y puro gusto.

De cualquier modo, no desespere, ya sabe que así como hay afeites para el rostro, hay tangas, medias, prótesis que son divinas, pero divinas… para enaltecer o dulcificar su sonrosadas o velludísimas (umm…) nalgas que están pidiendo unos azotitos breves y contundentes para encenderlas como su rostro, como sus mejillas vergonzosas… 

Con todo, bien sabe usted, que me gustan sus piernas depiladas y velludas, delgadas y gruesas, su torso modelado y su torso fino, su rostro afilado y su cara mofletuda, sus sienes despejadas o su cabeza enredada en un nutrido cabello, su piel blanca y su piel amarilla, su boca breve y fina y sus labios grandes y carnosos.